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Mostrando entradas de abril, 2015

Dos veces tres

"Yo te habré enseñado bares.  pero tú me enseñaste a sonreir" Ocurre que sucede que en ciertas ocasiones simplemente te vitaminas con sus ojos azules. Bueno, con sus ojos azules y con la alegría que recorre, electrificándolo, todo su cuerpo. Y recuerdas el porqué lo quieres. Así, sin condiciones. Porqué lo quieres a rabiar. Y cómo es que las aceras de esta ciudad saben a su mirada y tu historia no sería lo mismo sin vuestras noches y vuestros días. Vuestra Mahou y vuestra Estrella. Vuestras playas y vuestros bares. Sucede que ocurre que la vida no hubiera sido ni la mitad de divertida de no haberlo tenido a tu lado y Madriz no hubiera sido ni la mitad de lo madrileño de lo que es ahora. También recuerdas que hace seis años que escribiste sobre sus ojos azules. Hace seis años. Seis. Dos veces tres. Y él, que es un pillo, ya ha dado esquinazo a la treintena. Es verdad, ha pasado tiempo, tanto, que no eres capaz de recordar todas las noches de vino y rosas en las qu

El día que me vaya

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Aunque dentro de mucho tiempo, el día que me vaya solo debéis recordar esto: he sido inmensamente feliz. He amado y me han amado. He aprendido numerosas formas de hacer el amor y he regalado todo el amor que recibí a toda persona dispuesta a reconocer una sonrisa. He sido amiga y he gozado de la mejor familia y amigos que cualquiera podría querer a su alrededor. He aprendido a disfrutar de cada momento como si fuera el último, independientemente de su contenido en tristeza o alegría incontenible. Me he acompañado de música y de libros, de fotografías, de colores, de comidas y de infinitos condimentos que me han salpimentado las mañanas y las tardes y las noches. He viajado. He hecho lo que he deseado y he aprendido a encontrar los caminos que me han acercado a mis metas. He amado, tanto, que no debéis preocuparos por mí. Porque he vivido siendo inmensamente feliz.