Cambiante

Hay días en los que soy como una veleta. Me miro al espejo y pienso en escapar. Volar lejos. Y la ciudad me oprime. Y entonces pienso en salir a ver el mar, empaparme de salitre.

Pero no puedo. Estoy anclada en una lucha interna por seguir vida. Intento mantenerme en pie, inexpugnable. Nadie me derribará. Me quiero creer que no pasa nada. Que nada me afecta. Pero miento. Porque soy una cobarde. Porque en el fondo, allá lejos, escondido bajo montañas y montañas de felicidad, está mi nube negra particular.

Le llaman soledad.

Y a mí me llaman veleta.


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