Parte trigésimo primera: el enfado

No quiero que tengas la potestad de mi bienestar.

Me niego a que seas tú el que diga cuándo debo estar feliz y cuando no.

Ahora mismo te odio. Y mucho.

He dejado un resquicio abierto y te has colado.

Eres un oportunista sentimental.

Después de tanto tiempo con mi coraza de hojalata... y vas tú y consigues romperla.



($%&"!$·""ª"%%&/%*^¨^Ç$%·)



Estoy enfadada


Comentarios

Entradas populares de este blog

Los transgénicos

Nieva