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Recordándote
Mis días son una sucesión de emociones que florecen cuando me reconozco en su piel, cuando me enfado con todos porque B. se fue, cuando me encuentro con P. y con A. en la tardenoche más extraña desde aquélla de noviembre de dos mil catorce o cuando recibo esos mensajes de L. que me hacen recordar a partes iguales nuestras noches, nuestros días y los días que vendrán. Pero al final del día, lo importante es seguir. Seguir viviendo. Seguir conquistando cada minuto. Seguir haciendo de éste un sitio mejor. Seguir aprendiendo. Seguir amando. Y sobre todo, seguir recordándote.
O cheiriño a café pola mañá
Este verano han ocurrido muchas cosas. Sucedieron tres festivales y medio, proyectos que quitan horas de dormir, luces bajo las que besarse sin parar y cenas de vino y terraza. Pero sin duda, el verano de 2017 pasará a la historia por ser el verano en el que nos dimos cuenta de lo revolucionario que es no preocuparse por el maquillaje corrido por las mañanas ni por las camas revueltas ni por los escombros en el salón. Porque de esta manera podrás quitarte los encorsetamientos y las cadenas y descalzarte sin miedo a mancharte los pies con arena de San Vicente o con el polvo de casas en obras que se convertirán en tu hogar. Descubrirás lo maravilloso que es estar dispuesta a ser vulnerable y a clavarte las piedras de los caminos que discurrirás sin la protección de tus sandalias. Caminarás por pasarelas de madera que te llevarán a parajes desconocidos y dormirás con los pies sucios tras un largo día de vivir y de soñar. Yo no sé qué te deparará esa pasarela de madera ...
Tres palabras: QUE GUA-PA. (Y Jaime... ¡Como siempre!)
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