A veces me da la sensación de que la primavera pretende colarse en mi vida justo entre las 12:13 y las 16:48. Yo le advierto que no es tiempo de tumbarse al sol ni de recordar su acento valón, sino que es el momento de refugiarse entre la pared y su cuerpo (o mi lado favorito de la cama). Pero encuentro la primavera a cada paso, incluso en los días nublados se me aparece y me susurra cerca cerquita del oído: "que sí, que sí, que ya llego, prontito...".¡Dichosa ella, que se sabe preferida entre todas!

Y es que luego me voy de paseo para no pensar, ni en él ni en el de más allá. Es asombrosa la capacidad que tengo para ocupar la mente con diversas vanalidades en vez de con sus besos.

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