Caminante, no hay camino
No sé muy bien cómo ocurrió. Sólo sé que lo hizo y un buen día todo empezó a ser diferente. No sé si fue aquel 30 de abril triste y descorazonador. O el día en el que me entrevisté para el trabajo que cambiaría mi vida. O cuando N. enfermó. O si fue cuando me diste el primer beso. O quizá fueron las risas de A. y la vitalidad de mi otro A. O igual tuvieron que ver las canciones que C., muy sabiamente, me ponía en bucle esperando que no pudiera más que convertirme en una rebelde incansable. Igual ocurrió aquel domingo en el que el experimento no me salió. O el día en el que decidí estudiar Biología. Quizá tuvo que ver aquella adolescencia tan emocionante. O que J. se me acercara aquel día en el pasillo de 3º de ESO a recordarme que ellos seguían allí. O quizá fueron las conversaciones con L., V. y B. O las asombrosas ganas de enseñar de P. Quizá nada de esto tuvo que ver. O quizá, casi con toda seguridad, todas y cada una de estas cosas han hecho que hoy haya sido el día q...