Barcelona


Lo bueno de algunas tristezas es encontrar conversaciones eternas de esas que se te quedan incrustadas en la piel y van contigo Carrer des Mirallers arriba, Pla de Palau abajo. Se trata de esas conversaciones y de esas miradas que cuando ocurren lo único que puedes sentir es que no las olvidarás. 

Y te quedas con ganas de más. De mucho más. Y ruegas porque el ave Madrid-Barcelona se haga más corto y puedas volver a disfrutar al día siguiente de esas conversaciones tan difíciles de encontrar que duran tres horas, dos cervezas y cinco paseos y versan sobre todos los recovecos de la vida. Pero sólo te queda cantar, recordar y tomarte un vino, o dos, mientras disfrutas del poso de estos pequeños grandes momentos.

"Seria fantàstic
que res no fos urgent.
No passar mai de llarg i servir per quelcom.
Anar per la vida sense compliments
anomenant les coses pel seu nom.
Cobrar en espècies i sentir-se ben tractat
i pixar-se de riure i fer volar
coloms.

Seria tot un detall,
tot un símptoma d'urbanitat,
que no perdessin sempre els mateixos
i que heretessin els desheretats."

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